El terror y su lugar en las grandes premiaciones de cine
En esta época de galardones, y con los premios Oscar a tan solo unos días, hay una pregunta que todos los amantes del cine de terror nos hemos hecho a través de los años, ¿Por qué no hay más películas de terror/suspenso nominadas? Y es que, si bien sí ha habido varios títulos premiados, tal como “El silencio de los inocentes”, “El bebé de Rosemary” (La semilla del mal) y “El exorcista”, entre otros, la realidad es que es muy difícil encontrar películas de este género que sean apreciadas más allá de sus efectos especiales.
Sin embargo, a partir de 2017, aproximadamente, parece que las producciones de este género están empezando a ser miradas con otros ojos por parte de la Academia y no únicamente por los críticos especializados en el género, como los premios Saturn, o por el Festival de Sundance, a quien hay que reconocerle, siempre ha brindado un espacio y una crítica abierta al cine de género fantástico. Pero, ¿qué es lo que está generando este cambio? A mi parecer, el gran estado que está atravesando el terror últimamente se debe simple y llanamente a que las nuevas generaciones de directores, casas productoras, guionistas, e incluso actores, se están alejando de las fórmulas efectivas pero sencillas que han sido la base del terror comercial, dejando completamente fuera recursos como “el susto fácil” y apostando por un terror más sutil, pero cuyo mensaje queda grabado en el subconsciente del espectador generando un verdadero terror psicológico, más allá del grito del momento.
Y es que, como escritora, me parece básico que las películas, sean del género que sean, cuenten una historia que permanezca en nuestra mente y nuestras emociones, mucho después de haberla visto, y nos hagan pensar y cuestionarnos lo que creemos y lo que conocemos; películas como “Get Out” (Déjame Salir) que más allá del terror, realiza una crítica social satírica al racismo que se vive en la América de Trump, o “Hereditary” (El Legado del Diablo), cuya base es una historia de terror clásica pero que, llegado el momento adecuado, se deconstruye por completo y nos sorprende con imágenes que no aterran tanto por tétricas, sino por qué apelan a terrores subconscientes del ser humano.
Con base en lo anteriormente expuesto, auguro que los estereotipos ya tan arraigados en gran parte de la crítica, sobre este género, quedarán completamente deshechos en no más de un par de años, logrando así, que las nuevas producciones de terror arrasen con todas las categorías, en cada temporada de premios.
¡Bienvenidos a la nueva Era de Oro del cine de terror!
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