Asesinos en Serie Mexicanos, el increíble caso de “El estrangulador de Tacuba”
Hoy les traemos una nueva sección que esperemos disfruten mucho, sobre “True Crime” (Crímenes Reales), pero para no empezar de inmediato con los casos internacionales más conocidos y de los que todos están hablando o escribiendo, decidimos inaugurar la sección del “True Crime”, con Asesinos Seriales Mexicanos, por qué, aunque en menos escala que en Estados Unidos, desgraciadamente sí lo hay. Para nuestro primer caso, les traemos al que se considera el primer asesino serial “moderno” de nuestro país, Gregorio Cárdenas Hernández, alias “El Estrangulador de Tacuba”, una historia que verdaderamente solo podría haber sucedido en nuestro país.
Gregorio Cárdenas Hernández, nació en Córdoba Veracruz en 1915 y era el menor de 10 hermanos, su madre doña Vicenta Hernández era una mujer dominante que lo sometió hasta su adolescencia, con quien Gregorio desarrollo una relación bastante enfermiza. Su madre lo describía como dócil y obediente, mientras que sus compañeros de escuela lo describían como un niño tímido y retraído, pero a la vez un tanto perverso pues le gustaba molestar a sus compañeros, sobre todo a las niñas, ofreciéndoles dulces, los cuales resultaban siendo estiércol y a sus compañeras les cortaba el cabello. Gregorio sufría de dolores de cabeza constante y terrores nocturnos desde que era un niño, y su récord médico, muestra que cuando era un niño, sufrió de encefalitis, lo cual según el doctor Alfonso Quiroz Cuarón, un famoso criminólogo considerado como el padre de la criminología Mexicana, quien lo trató por muchos años ya en prisión, dijo que le causó una “infección en el sistema nervioso central destruyendo tejido no reproducible, lo cual a su vez le provocó enuresis nocturna”, que quiere decir que se hacía pipí en la cama (problema que tuvo hasta los 18 años). Este tipo de traumas en la cabeza, así como la presencia de enuresis, han sido un común denominador entre varios asesinos seriales en todo el mundo, detalle que hay que tener muy presente.
Además a la edad de 11 años, Gregorio comenzó a experimentar con la tortura pues asesinaba conejos, gansos y pollos a los cuales ponía en la puerta de su casa, la cuál iba cerrando lentamente hasta matarlos, y después los enterraba en su jardín. La tortura animal, es otra conducta que se presenta en casi todos los asesinos en serie.
Cuando Gregorio tenía 20 años, conoció a Sabina Lara Gonzales, de 16 años, quien se convirtió en su primera esposa, después de que los padres de ella, lo acusaran de estupro (tener relaciones sexuales con una menor de edad) y lo metieran a la cárcel, una vez ahí le ofrecieron quitar la denuncia si el aceptaba casarse con Sabina y hacerse cargo de su hijo, pues ella estaba embarazada. Gregorio aceptó esto y salió de la cárcel para casarse con Sabina, pero una vez casados, en su luna de miel, Gregorio llevó a Sabina a abortar al bebé y después la acusó de adulterio, para poderse divorciar, cosa que en esa época (los años 40s) era una acusación muy grave, y más como mujer, y terminó por arruinar la vida de Sabina y su hijo.
Después de este incidente, y una vez divorciado, a Gregorio le ofrecieron una beca, por parte de la empresa Pemex, para estudiar Química, la cuál aceptó y encaminó su vida a un futuro que podría haber sido muy bueno, pues además de estudiar comenzó a trabajar y se convirtió en líder sindical de Pemex, lo cuál le consiguió un buen automóvil y la posibilidad de mudarse de casa de su madre a una propia, mudándose así al número 20 en la calle Mar del Norte en Tacubaya Ciudad de México, misma casa que se haría infame por todo lo que posteriormente sucedió ahí: Los Crímenes.
El 15 de Agosto de 1942, Gregorio recogió a una prostituta de 16 años llamada María de los Ángeles Gonzales Moreno, alias “La Bertha”, a la cuál le ofreció dinero extra para que fueran a su casa y tuvieron sexo. Una vez en casa de Gregorio y después de haber tenido relaciones sexuales, mientras “La Bertha” se vestía, Gregorio dijo que, “mientras se ataba las agujetas, comenzó a sentir como la sangre le hervía, el cerebro le daba vueltas y no sabía si gritar o correr”, y ante estos sentimientos, decidió tomar un mecate que estaba en su cuarto y estrangularla con él, para después enterrarla en el patio de su casa, envuelta en un impermeable, en una fosa que cabo, a solo un Metro de profundidad. Ésta fue la que se presume fue su primera víctima.
Ocho días después de su primer asesinato, en la madrugada del 23 de agosto, Gregorio salió a cazar de nuevo y encontró a Raquel Martínez León, otra prostituta, esta vez de tan solo 14 años de edad, la cual se convertiría en su siguiente víctima. Al igual que con su anterior víctima, la subió a su automóvil, le ofreció dinero extra y la llevo a su casa, y después de tener sexo, cuando ella se encontraba admirando la colección de libros que había en la casa, él la sorprendió por la espalda y la estranguló con el mismo mecate, para después enterrarla en su patio.
Tan solo seis días después de su segundo asesinato, la noche del 29 de Agosto, Gregorio salió por su tercera víctima y encontró a Rosa Reyes Quiroz, también menor de edad, a la cuál también le ofreció dinero extra por llevarla a su casa, sin embargo, cuando llegaron a esta, Rosa sintió un repentino sentimiento de que algo estaba mal, por lo que comenzó a tratar de ganar tiempo haciendo platica, para tratar de salir de ahí, sin embargo, Gregorio se dio cuenta de esto y en un momento en el que Rosa le dio la espalda la estranguló y después de asesinarla tuvo sexo con el cadáver, para después, al igual que al resto, enterrarla en su jardín.
Cuatro días después de su tercer asesinato, Gregorio decidió buscar a Graciela Arias Ávalos, quien era su amiga y de la cuál él estaba enamorado desde hacía algún tiempo. Por lo que, la noche del 2 de Septiembre, la invitó a comer un sándwich, ella aceptó, y después se ofreció a llevarla a su casa, ya en el automóvil decidió declararle su amor, sin embargo ella lo rechazó, cosa que él no entendió e intento besarla, a lo que ella le contestó con una cachetada. Después de este golpe, Gregorio se enfureció y la asesino, no se sabe a ciencia cierta cómo fue que la asesino, una teoría dice que arrancó la manija de la puerta del coche y la asesino a golpes con ella, y la otra dice que Gregorio traía un mecate en la guantera del coche, la cual saco y la estranguló con ella, lo que sí sabemos es que una vez sin vida, Gregorio manejo a su casa, donde bajo el cadáver, lo acostó en su cama, tuvo sexo con él y después se quedó dormido a un lado de ella, hasta aproximadamente las 3 de la madrugada, cuando la saco al jardín para enterrarla con las demás. Sin embargo, al querer enterrarla, se dio cuenta que ya no tenía espacio, por lo que le amarro las extremidades para poder comprimirla y hacer un pequeño espacio para enterrarla.
Hay algunos otros asesinatos que se cree fueron autoría de Gregorio, como el de una prostituta que se encontró estrangulada en un hotel de la Colonia Guerrero, muy cerca de donde vivía su madre. Sin embargo no hay pruebas tangibles o confesión que lo puedan colocar con certeza como el asesino de estas otras mujeres.
La Aprensión. Después del asesinato de Graciela, Gregorio se dio cuenta que que se habría salido de su modus operandi y que esta vez estaba en grave riesgo de ser descubierto, pues no había asesinado a otra prostituta, las cuales por desgracia nadie busca, sino a la hija de un reconocido abogado penalista, y alumna destacada de su facultad, a la cuál además mucha gente la había visto la noche de su asesinato acompañada por Gregorio.
Gregorio sospechaba que todo iba a salir mal, por lo que decidió ir a casa de su madre y convencerla de que desde hacía unos días, sentía que estaba perdiendo la razón, y necesitaba que lo llevará a un hospital psiquiátrico para internarlo. Su madre le hizo caso, y ya en el psiquiátrico, tal y como él lo sospechaba, llegó la policía a interrogarlo por el asesinato de Graciela, el cuál después de unas pocos minutos, terminó admitiendo y le dijo a los policías que podrían encontrarla enterrada en el jardín de su casa. Sin embargo cuando la policía llegó al jardín de casa de Gregorio, se llevó 2 terribles sorpresas, la primera fue el pie de una mujer mal enterrada que sobresalía de la tierra, y lo segundo fue que en lugar de un cadáver, se encontraron con cuatro, además de un montón de cadáveres de animales. Con estas pruebas Gregorio fue aprendido y llevado a la comisaría en calidad de detenido.
A partir de este momento, quiero advertirle a los lectores que este caso se va a volver ¡extra mexicano!, por lo que les recomiendo que mejor intenten ver lo que a continuación les relataré con humor, puesto que de otra forma van a pasar un coraje terrible, por qué desgraciadamente solo en México un caso tan sólido como este se termina desarrollando de esta forma:
Al llegar a la delegación, Gregorio, el asesino confeso bajo arresto, decidió quitar al encargado de tomar las declaraciones, por qué según sus palabras “se tardaba mucho escribiendo” así que el solito tomó la máquina de escribir y redactó su declaración oficial. En la primera declaración, Gregorio aceptó todos los cargos de asesinato, pero después negó la confesión alegando que “todo había sido un complot de sus compañeros del sindicato petrolero para removerlo como líder”. El abogado decidió basar toda su defensa en que Gregorio estaba loco y no podía recordar sus crímenes y por ende no podía ser enteramente responsable, sin embargo, mientras la defensa intentaba eliminar las acusaciones bajo este argumento, la policía encontró en casa de Gregorio un diario donde el escribió todos su crímenes de manera muy descriptiva, en un pasaje escribió lo siguiente:
“El 2 de septiembre se consumó la muerte de Gracielita, yo tengo la culpa de ello, yo la maté, he tenido que echarme la responsabilidad que me corresponde así como los de otras personas desconocidas a mi, escondía los cadáveres por qué en cada caso tenía la conciencia de haber cometido un delito”
También describía en su diario que algunas veces violaba los cadáveres de las mujeres y los enterró en su patio junto con animales que utilizaba para experimentar. Uno pensaría que con este pasaje, donde claramente dice que el sabía lo que estaba haciendo y que estaba mal, sería suficiente para considerarlo cuerdo y condenarlo a prisión de por vida, sin embargo, no en México. Gregorio fue encontrado culpable pero fue llevado al Manicomio General de La Castañeda, en lugar de a prisión, durante su tiempo en este lugar Gregorio mantenía relaciones amorosas con las enfermeras, tomaba clases de psiquiatría que se impartían a los enfermos que quisieran tomarlas, recibía todas las visitas que quería y no solo eso, sino que podía salir al cine con sus amigas.
Este retiro pagado, le duró 2 años, hasta que un día Gregorio decidió que “necesitaba unas vacaciones” y en una de estas salidas al cine decidió no regresar y en su lugar irse a Oaxaca, donde se instaló y se volvió maestro rural de una escuela, cuando fue aprendido nuevamente, en Oaxaca, Gregorio argumento que “no se había escapado, simplemente había decidido tomarse un año sabático”. A raíz de este incidente, fue que la policía decidió que tal vez si le estaban dando muchas libertades al asesino y por fin decidieron ingresarlo en prisión y el 22 de Diciembre de 1948, fue ingresado en el Palacio Negro de Lecumberri.
Sin embargo, si ustedes creen que en esta prisión Gregorio por fin tuvo su merecido, están equivocados, Gregorio curso la carrera de Derecho estando en prisión y tenía en su celda más de 200 libros que su madre le llevaba de Derecho y otros diversos temas, gracias a esto se convirtió en litigante y ayudaba a otros presos con sus procesos legales, además de esto, decidió que necesitaba un poco más de cultura y diversión y solicitó que le llevarán un órgano, mismo que le instalaron en su celda y desde el cuál Gregorio daba conciertos nocturnos a sus compañeros de prisión deleitándolos con temas de Mozart, Liszt y Brahms, entro otros.
Gregorio además de músico, abogado y asesino, también era pintor y dentro de prisión realizó más de 70 obras al óleo desde su celda y un mural en el patio que regaló a los reclusos, para que tuvieran una vista más hermosa, además escribió varias revistas, estilo cómic vaquero, a las cuales tituló “Las Historias más estrujantes de Lecumberri”, donde relataba los casos de los internos de la prisión y las vendía. En prisión, Gregorio también conoció el amor y se casó con la que sería su segunda esposa, Gerarda, una mujer que había sido su vecina durante su infancia, y con quien tuvo 4 hijos, familia a la cual mantuvo desde la cárcel, gracias a sus prácticas de litigante, los 5 libros que escribió, y una tienditas que instaló dentro del penal.
Durante todos este tiempo, el abogado de Gregorio, siguió luchando para conseguir su liberación, y el 8 de Septiembre de 1976, el presidente de la nación, Luis Echeverría, consideró que Gregorio era ya una celebridad y le concedió un indulto presidencial, el único que se ha dado a un asesino, y Gregorio salió en libertad, aunado a que salió en calidad de inocente, pues después de este indulto, un juez dictaminó que Gregorio no había sido responsable de los ilícitos, pues no estaba en su sano juicio durante los homicidios.
Libertad y Reconocimiento Ya en libertad, las cosas se pusieron aún más interesantes para este asesino, pues a solo unos días de su liberación, el Secretario de Gobernación, Mario Moya Palencia, y el Congreso de la Unión, invitaron a Gregorio a asistir a la Cámara de Diputados donde fue presentado como “Un ejemplo del excelente sistema penitenciario del país y cómo un criminal podía reincorporarse a la sociedad, como un ciudadano ejemplo para los mexicanos”, aquí le brindaron un homenaje a Gregorio donde cabe destacar que los diputados, en esa entonces en su mayoría priístas, le brindaron al asesino en serie confesó, una ovación de pie cuando éste termino de hablar.
Posteriormente Gregorio también fue invitado por las autoridades de cultura del Etsado de Morelos a exponer individualmente sus pinturas en el Ex Convento de Tepoztlán, donde logró vender varios cuadros a precios muy elevados. También se habló de construir un monumento con la efigie de Gregorio en la Ciudad de México, pero por fortuna, esto no se concretó.
Otro evento destacado en la vida de Gregorio, es que entre el año de 1991 y 1992, se montó en el Teatro Helénico, la obra “El Criminal de Tacuba”, basada en los asesinatos cometidos por Gregorio y sus posteriores pláticas, ya internado en el Manicomio y posteriormente en prisión, que tuvo con los psiquiatras y criminólogos. El director de esta puesta en escena, invitó a Gregorio al ensayo general, pero cuando este vio la representación, se enojó y le pareció incorrecto que otras personas lucraran con su vida, por lo que, ya en calidad de abogado, Gregorio demandó a los productores y escritores de la obra, argumentando que él tenía los derechos sobre los asesinatos, puesto que el los cometió y solo el podía lucrar con ellos, lo sorprendente no es la demanda, sino que Gregorio ganó esta demanda y se le tuvieron que entregar 8 millones de pesos en recompensa
Después de una vida tan ajetreada, Gregorio muere tranquilamente a los 82 años de edad, millonario, rodeado de su familia y en libertad, en la comodidad de su casa.
¿Ustedes qué opinan ante esta ola de impunidad?