Los venenos de Agatha Christie, la reina del género policiaco
Bien dicen que hay que escribir de lo que sabes y Agatha Christie es la verdadera personificación de este dicho. Esta escritora y dramaturga, especializada en el género policiaco, mostró una particular preferencia por los venenos como arma homicida, y es que en total Christie asesinó cerca de 300 víctimas, en sus novelas, y la mayoría perecieron a causa de envenenamiento, pero ¿por qué les digo que la “Reina del Crimen” sabía muy bien de lo que estaba escribiendo?
Bueno, pues esto es porque a la hora de matar, literariamente hablando, Christie no recurría a la ficción, sino a la realidad. Durante la Primera Guerra Mundial, Christie se ofreció como voluntaria y trabajó en una farmacéutica, donde adquirió un conocimiento profundo en química, pues en esa época los medicamentos no venían previamente encapsulados o empaquetados, sino que debían ser elaborados en el momento con precisión y conocimiento sobre que sustancias mezclar y sus dosis; aunado a esto, también adquirió un conocimiento muy amplio en herbología, pues la raíz de varios medicamentos radicaba en las plantas, y aprendió a distinguirlas con base a su uso medicinal, así como a extraer sus propiedades para elaborar los medicamentos requeridos.
Fue gracias a estos conocimientos, que Agatha Christie fue capaz de idear y plasmar en sus obras, un sin fin de asesinatos por envenenamiento, en las que la fidelidad de los detalles respecto a los síntomas, la dificultad en ser detectados, la facilidad para encontrar los ingredientes en el mercado, y los antídotos, asombraron a la comunidad científica, quienes en más de una ocasión reseñaron sus obras en las revistas científicas con más renombre de la época.
Un ejemplo de esto, es su novela, “El testigo mudo”, donde el arma homicida es el fósforo, un elemento químico con el que Christie trabajaba mucho en sus tiempos de farmaceuta, y el cuál es descubierto gracias a dos grandes acontecimientos: el primero, que en una sesión espiritista, previa al asesinato, la víctima exhala un vapor verde (síntoma inequívoco de este químico) el cuál los presentes confunden con ectoplasma, y el segundo, es que el fósforo brilla en la obscuridad y gracias a ello, detectan su presencia en el cuerpo de la víctima.
Pero su pericia en casos de asesinato, fue más allá de las revistas científicas y las novelas, pues en una ocasión, la policía del Reino Unido se vio en la necesidad de acudir a Christie y sus novelas, como literatura científica, para poder resolver un caso de asesinato por envenenamiento, en los años 70s.
Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas, pues en 1977 las obras literarias de Christie fueron acusadas de ser “compendios para envenenar”, después de que Roland Russel asesinara a su tía con gotas para los ojos, las cuales tienen un alto contenido de atropina (un compuesto químico altamente tóxico), pues cuando los detectives investigaron el departamento de Russel, encontraron una novela de Christie la cuál tenía subrayados todos los pasajes que hablaban sobre veneno.
Ya sea que sean fanáticos de la obra de Agatha Christie o no, podemos sin lugar a dudas destacar que escribir desde el conocimiento, es la clave del éxito, pues no en balde el realismo que fue capaz de plasmar en sus obras la hizo acreedora al récord Guinness como la novelista más vendida de todos los tiempos y a la mejor novela de crimen de todos los tiempos, por la Asociación Nacional de Escritores de Crimen.
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