Modorra: Mi primera experiencia con un fantasma en el metro de la CDMX
Buen día comenzaré a escribir mi primera experiencia con un eventos paranormales ocurridos en el Metro de la CDMX. Para ser específicos con fantasmas. Durante años he trabajado en una novela que condensa mi experiencia investigando sobre eventos paranormales ocurridos en el tren metropolitano de una de las ciudades más grandes del mundo, CDMX. Modorra tendrá por nombre la novela que tiene fecha de publicación en enero 2022, escrita en formato de serie de televisión 9 episodios de 30 minutos, sí como si estuvieses viendo tu serie favorita.
Comenzaré diciéndoles que tras publicar 7 relatos tanto de mi experiencia tanto paranormal como de investigación se dará a conocer cómo pueden acceder a la novela y en qué fecha exacta. De esta forma rindo homenaje a un medio de transporte con 52 años de existencia y sus casi 50 millones de usuarios diarios. Este es el primero espero la disfruten.
La familia de mi padre es comerciante en el Bosque de Chapultepec, vendiendo: juguetes, comida, rehiletes, mascaras de luchadores. Desde hace ya más de 50 años. Casi los mismos 52 años desde la fundación de Ciudad Neza al Oriente de la Ciudad, y para quienes no conozcan este municipio, se retrata muy bien en la película “Roma” cuando Yalitza Aparicio baja del chimeco en búsqueda del padre de su hijo. Un lugar que fue construido en un pantano y que se conectó con la ciudad gracias a la creación de la línea 1 del metro que originalmente corría de la estación Zaragoza hasta lo que hoy conocemos como el Bosque de Chapultepec.
Este recorrido se volvió habitual durante décadas para distintas generaciones. Desde entonces el municipio ha cambiado bastante y es una ruta que conecta a millones de personas. La mayoría de ellos migraron de otros estados de la República y Latinoamérica para estar cerca de la gran ciudad encontrando terrenos con precios accesible. Actualmente ya hay una segunda o tercera generación de personas que han nacido en el municipio pero los abuelos pueden ser tanto de Chihuahua, como de Puebla o incluso Colombia o Cuba. De igual forma siguen llegando nuevas personas, tal vez los más recientes fueron quienes llegaron de Haití tras el terremoto de 2010 y que se asentaron en Avenida Texcoco.
Esto es preámbulo, para entender lo que estoy a punto de iniciar a contarles. Actualmente el cine y la televisión mexicana están saturadas de comedias románticas insustanciales, narcocultura y la apología al mirrey. Por ello hablar de la gente de pie es para mí y para este proyecto muy importante y razón de la existencia de #NezaFilms, para que Modorra exista tuvo que haber decenas de entrevistas que hice a la comunidad invidente, familiares de desaparecidos, prostitutas, mulas (narcomenudistas), vagoneros y comunidad LGBT. Es un intento por contar de forma genuina estas historias que espero sean de su agrado y que sobre todo puedan contar una verdad que de otra manera hubiese sido ignorada.
Todo comenzó cuando era niño no puedo recordar mi edad exacta pero tendría menos de 8 años. Recuerdo muy bien que las primeras veces que siendo niño usaba el metro para mí era lo más increíble esos enormes túneles, largos trenes y una cantidad tan grande de personas con distintas personalidades. Me recordaba mucho una película que se llamaba Jumanji, un lugar que te llevaba a otro universo. Muy pocas veces lo usábamos ya que era más fácil cargar cualquier tipo de mercancía en una camioneta, así que cuando podía subirme yo era bastante feliz.
Esa ocasión me mandaron con un tío de regreso no puedo recordar la razón exacta, pero tomamos el metro Chapultepec, ya era tarde y debió ser un domingo ya que no había gente. En cuanto ingresamos se escuchaba a una persona lamentarse muy fuerte, sin saber de dónde provenía ese llanto seguimos adelante por un largo pasillo hasta que poco a poco el sonido se fue diluyendo. El pasillo estaba vacío y el sonido fue muy particular, no como una voz, sino más bien como un eco. Fue un evento que se me grabó en la mente hasta hoy en día. Llegando a su casa recuerdo que se comentó y lo que yo alcancé a entender era que ya se habían escuchado en distintas ocasiones esos llantos por otros vendedores, y que supuestamente era el fantasma de una mujer que se había suicidado en aquella estación.
Fue sólo una experiencia borrosa, una de mis primeros acercamientos con lo desconocido, pero que sería detonante para entender de dónde aparecen estas huellas psíquicas. Sobre todo en años posteriores. Ya que estudiando periodismo tendría que entender que si no hay una fuente o datos que confirmen un hecho no se puede dar por cierto. Este fue el punto de partida para lo que estoy a punto de contarles, sólo ustedes tomarán la decisión de si creer o no creer. Sólo ustedes tomarán la decisión de sumergirse en el mundo de MODORRA.
Esperen pronto los próximo 6 relatos más de que puede revelarles las conclusiones que obtuve.